el Secreto de la Sin-Razón
Murmurian, el antiguo sabio brujo, era conocido por sus viajes más allá de los velos del mundo visible. En su última travesía astral, cruzó el Umbral de la Niebla y se halló flotando en el Atrio de los Ecos, donde las voces de los entes superiores resonaban en un eterno murmullo.
—Todo tiene causa, todo tiene raíz —susurraron las sombras doradas que danzaban en la penumbra.
Murmurian, con su manto desgastado por mil inviernos y su báculo tembloroso de saber, osó preguntar:
—¿Y cuál es la causa primera?
Las voces guardaron silencio. Un viento frío recorrió el Atrio. Entonces, una luz azulada se condensó ante él, formando el contorno de un ser sin rostro.
—No hay causa para la causa primera. Es sin-razón.
El anciano sintió el vértigo del infinito. Si todo tenía razón y la primera no la tenía, entonces esa primera razón era una paradoja, un abismo en el orden del cosmos.
—¿Cómo puede ser? —inquirió con la voz temblorosa.
—Porque toda razón nace de otra, salvo la primigenia. Mas lo sin razón es yerro, y el yerro es contradicción.
Y así, Murmurian comprendió el Principio de Contradicción en la Lógica del ArXe. Despertó de su trance con los ojos ardientes de revelación y talló en piedra su descubrimiento:
"∅ engendra ⊥, y de ⊥ nace todo."
Desde entonces, en los círculos de sabios y brujos, se dice que quien comprende esta verdad ha visto el rostro de la paradoja y ha tocado los bordes del infinito.
