Que triste eres teólogo preguntando por el sentido de la vida.
Yo soy vida, y en tanto vida empecé a forjarme hace millones de años en las estrellas, exploro todas las formas materiales, los líquidos, los gases, los metales y de todos ellos hago usufructo, pero lo que me hace único en todo el universo es el nacer, crecer, morir, reproducirme, ser semilla, explorar, permanecer; morir y nacer de todas las formas imaginables.
Tu piensas que eso no tiene ni da sentido.
Yo soy humano, y en tanto humano habito el mundo hace un millón de años (y nos comparas con un dios de 5 mil), tengo ríos de sangre en las venas y un corazón que pulsa mi vitalidad, tengo prole, brazos que abrazan, padres, hermanos, amigos; recorro el mundo, tengo noches, días, exploro la existencia, soy mero, soy extraordinario, pienso, hablo, canto; llevo a mis ancestros en mis células y tendré seguramente una heredad.
Pero piensas que eso no tiene ni da sentido
Triste lo tuyo teólogo que siendo vivo y humano no halles sentido en ello sino en una doctrina escrita en un papel muerto.