domingo, 10 de abril de 2016

Las religiones y la supervivencia del yo

De una forma elemental, la verdad es una relación de condicencia, dado el caso de que dos expresiones de la misma o diferente naturaleza signifiquen lo mismo. Esencialmente valorable es esta verdad cuando se trata de una relacion de condicencia entre el dicho y el hecho, cuando lo que se dice va en concordancia con lo que se hace o describe.
 

Una persona entonces es verdadera cuando sus palabras y sus actos son condicentes, son coherentes, concordantes, van en un mismo sentido.

La verdad como objeto del deseo

 Lo verdadero es deseable por el hecho de que la verdad da sentido a la palabra, la palabra si no es verdadera carece de sentido, es inútil, la identificación entre verba y verdad no es casual, sino que se otorgan mutuo sentido. De allí el uso extendido en la religión.

La predica de lo verdadero es la predica por excelencia, la condicion de verdadero hace a todo lo que tenga que ver con la palabra (la afirmación, la comunicación, el conocimiento) consistente, util, con sentido.


La verdad sobre si y la confianza


Sin embargo nadie puede puede decir con verdad algo sobre si mismo, es paradojico, uno solo puede afirmar, decir sobre si, pero de ello no se puede implicar una verdad.

Es por ello que la primer forma de relacionarse entre dos personas es la confianza, "yo te digo quien soy", "tu me dices quien eres" nadie puede probarlo, pero basta la palabra y la confianza para asumir que es verdad.

Entonces la confianza es la presunción de verdad, cuando esta no se puede demostrar.

La confianza es el pilar, la columna, el fundamente de la relación entre personas.
En cierta forma YO digo quien soy, pero esta en el OTRO hacerme verdadero.
Aquella construcción simbolica de mi mismo, es lo que la religion desea que le entregue. El objeto del contrato.

Religión y verdad


Si uno deja de lado la cuestion teológica o teofilosófica o filosofica, las religiones son estructuras sociales, con fuertes mecanismos de cohesión y de atracción, basados principalmente en el discurso y en la palabra (sostenidos luego por el poder, la fuerza, la atracción u otros metodos, pero principalmente fundamentados en la palabra), y que han tenido algunos cientos o miles de años para estudiar y mejor sus técnicas.
 

De una forma metafórica una religión es un imperio que se ha conquistado con la palabra, en ese imperio 'Dios' es el verbo mismo y su principal arma la "verdad" (entre comillas). Como en todo sistema social su fortaleza radica en la supresión del ego individual, una cuota de obediencia es condición sin equa non para cualquier estructura social, pequeña o grande, desde una familia hasta un estado, pasando por un club una fuerza militar, las religiones no son excepción, de alli la importancia que en el discurso de varias religiones tiene la enajenación del ego.
Las figuras centrales de las religiones suelen ser enajenados (no en sentido peyorativo) por excelencia: personas que han dejado su tierra, su familia, su trabajo, sus proyectos o su vida en pos de una verdad prometida.
 

Las religiones son estructuras enormemente paradojales, entiendendo como paradojico aquello que sin solución de determinación puede ser entendido como verdadero o falso .

Asi la religion ensalza como exponente perfecto a quien ha enajenado perfectamente su ego, la promesa esta cumplida cuando el enajenado ya no la reclama.

El hombre ha alcanzado el cielo o el nirvana cuando ya no desea nada para si.


«Hay, monjes, una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, monjes, yo lo denomino ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese es el fin del sufrimiento.» (Udana, VIII, 2)
¿Un contrato que no se cumple?
Finalmente dios o el universo (la entidad simbolica que represente a la verdad en el contexto de una religion) cumple su palabra, da nada a quien nada desea. Pero se ha quedado con su identidad, todo su yo, como un trofeo simbolico, cada palabra, cada acto, cada memoria de aquel que en su camino ha afirmado que tal busqueda era verdadera.
 

Aunque tal vez sería un tanto cruel decir que la religion no ha dado nada a cambio, le ha dado trascendencia, asi que cuando finalmente el ego se ha vencido a si mismo ha quedado purificado de cualquier necesidad material para convertirse en yo trascendente, que vive dinamica y permanentemente en la construcción simbolica que lo contiene.
 

Asi es una forma de como el yo, entendido como una entidad simbolica, puede sobrevivir a su propia materialidad.