Diálogo de los Viejos Brujos: La Unicidad y la Alteridad
(En el corazón de un bosque donde las raíces susurran secretos y la niebla danza entre las sombras, dos ancianos de largas barbas y túnicas de piel oscura disputan bajo la luz temblorosa de un fuego ritual. Uno, Murmurian, es maestro de la posibilidad infinita; el otro, Vërim, sostiene la unicidad como verdad primordial.)
Murmurian:
Oh, Vërim de los Ocho Sellos, dime, ¿puede un solo cuervo anunciar la tormenta, si no hay otro que le escuche?
Vërim:
Murmurian de la Lengua Encantada, tú confundes el eco con la voz. El trueno no necesita que lo escuchen para sacudir la tierra.
Murmurian:
¿Pero qué es el trueno sin el cielo que lo retumba? ¿O el relámpago sin la sombra que lo sigue? Dime, si un fuego arde en la noche y ningún ojo lo ve, ¿es en verdad una llama o solo un susurro en el vacío?
Vërim:
El fuego es fuego aunque nadie lo invoque. Su esencia no depende de testigos, sino de su llama interna.
Murmurian:
Ah, pero dime, ¿qué es lo que arde sin leña, lo que respira sin aire? Todo lo que es, es en virtud de un otro. Pues lo que no tiene reflejo, ¿cómo puede conocerse a sí mismo?
Vërim:
La certeza no nace del número, sino de la raíz. Lo único es raíz de sí mismo, sin espejo, sin sombra. El Primero no necesita un Segundo.
Murmurian:
Pero el primero sin el segundo es solo un soplo sin dirección, un sendero sin huellas. Pues lo que no puede ser de otro modo, ¿es en verdad algo, o es solo el vacío disfrazado de certeza?
Vërim:
El Vacío es lo que todo lo contiene. Y el Uno es lo que todo lo antecede.
Murmurian:
Si todo es Uno y nada es Otro, ¿qué impide que todo sea Nada? La posibilidad misma se quiebra, como un círculo roto sin inicio ni fin.
Vërim:
Si nada es otro, nada lo niega. Y lo que no es negado, no puede ser dudado.
Murmurian:
Mas si nada lo niega, nada lo confirma. Pues solo en el reflejo se halla la prueba.
Vërim:
Dices entonces que la unicidad es solo un pensamiento, y no una verdad viviente.
Murmurian:
Digo que lo Uno sin Otro no es posible. Y lo que no es posible, no puede ser.
Vërim:
Entonces concedes que lo Uno es en la visión, pero no en la danza de las cosas.
Murmurian:
Así es. Y por ello la alteridad no destruye la unicidad, sino que la alimenta, como la luna nutre la marea.
Vërim:
No es una contradicción, sino un nudo de destino.
Murmurian:
Así es. Y dado que no hay un tercer sendero entre ellos, la certeza de la posibilidad es completa.
(El viento sacude las ramas. Una lechuza canta a lo lejos. En el fuego, las brasas estallan, como si hubieran escuchado la verdad en la voz de los viejos brujos. Y entre el humo danzante, los dos ancianos se miran, comprendiendo que en el reflejo del otro han hallado su propia sombra.)