Los Viajes Astrales, también conocidos como Paseos Nocturnos o Estados Alterados de Conciencia (EAC), pueden ser potenciados significativamente a través de la conexión con los Seres Totémicos. Estos pueden manifestarse como ángeles, figuras humanas o animales, también llamados Animales de Poder.
Un Tótem es una entidad, real o imaginaria, que despierta el deseo profundo, invocando no solo la imaginación, sino también una energía vital que se nutre de lo íntimo y lo erótico. De allí, quizás, proviene el término "tótem". Esta figura puede ser una persona deseada, una representación abstracta de lo humano, o bien un animal —siendo comunes los felinos, lobos, búhos— o incluso un ángel.
El Tótem actúa como catalizador de la energía sexual, la cual se emplea como fuerza motriz para propulsar el viaje astral.
El ser Totémico puede ser utilizado de dos maneras: como compañero o como vehículo.
Como compañero, el tótem se coloca en la visualización junto a ti, ya sea a tu lado, delante o detrás, y juntos atraviesan los umbrales del viaje astral, compartiendo el camino.
Como vehículo, uno puede proyectarse dentro del tótem, transformándose en él, o ver el mundo a través de sus ojos y sentidos. De este modo, es el propio tótem quien te conduce más allá de las fronteras de lo físico.
Es crucial elegir con sabiduría al ser Totémico, pues si se trata de una persona viva o conocida, pueden surgir repercusiones no deseadas, tanto en el plano astral como en el mundo tangible.
El tótem no es una entidad fija. La energía que otorga puede variar según el momento, el estado de conciencia y la necesidad personal. Por ello, rara vez un mismo tótem resulta adecuado siempre. Es esencial experimentar con distintos seres y descubrir cuál es el que, en cada ocasión, te ofrece mayor poder y claridad.
Este sendero de autoconocimiento requiere cuidado y respeto, ya que el vínculo con el tótem despierta fuerzas profundas que habitan en la propia esencia.